12 de octubre de 2013
Lo que vi fue a un
hombre/niño del otro lado del abismo con quién alguna vez conecté
profundamente. Quise construir un puente entre nosotros y así poder
encontrarnos en el medio. Lo que vi es que el hombre/niño siempre estaba de
espaldas, o mirando al cielo pero jamás mirando en mi dirección. Respondía a
mis palabras de forma escueta y superficial. Aveces y sólo aveces parecía que
se giraba para darme el
frente... pero siempre quedó de perfil... sólo se trató de una media vuelta
para mirar hacia los horizontes... Muchas veces fui a la orilla del abismo a
seguir construyendo, pero del otro lado el hombre/niño no estaba, o lo
encontraba sentado de espaldas sin hacer caso de mi puente, sin empezar a
construir de su lado uno hacia mi extremo. Entendí que la única que deseaba
encontrarlo en el medio, era yo. Y así sentado de espaldas nunca vio cuando me
di la media vuelta y me fui, dejando ese puente a medio construir.
De una forma muy poética se describe una acción que muchas personas sufren en especial las mujeres sensibilidad y profundidad
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