Lo dijo el gran Arthur Schopenhauer:
"El hombre puede, acaso, hacer lo que quiere; pero no puede querer lo que quiere".
Esta cita que le puede hacer que a algunos les explote la cabeza (tal y cómo me sucedió la primera vez que la oí) Tiene mucho de cierta. Para poderla comprenderla un poco mejor, en la wikipedia le agregaron algunas palabras:
"El hombre puede, acaso, hacer lo que quiere; pero <lo que> no puede <es> querer lo que quiere"
Querer en el sentido estricto de "desear obtener" me ha salido muy caro a lo largo de los años. "Quiero esto, quiero lo otro" "Quiero que me quiera como yo le quiero" "Quiero que esta situación cambie a mi favor" "No quiero que suceda... whatever". Querer o no querer aprisiona la mente y el alma en un resultado/estado específico/a voluntad cuando la naturaleza no funciona así. ¿Por qué me ha salido muy caro? Porque me he perdido de la belleza del vivir en el aquí y en el ahora, de encontrar las oportunidades en las circunstancias adversas, de poder amar a quien se me pegue la gana sin apego, sin la necesidad de ser correspondido de la misma exacta forma. De "poder querer" sí puedo, pero el hacerlo resulta en entrar en un callejón sin salida de eterna insatisfacción.
Esto se entiende más fácilmente a través de física cuántica (física de partículas atómicas) seguro pensarás -ahá si más fácil cómo no! Pues si. La forma en que se comportan los átomos en apariencia no tiene "lógica" o mejor dicho, desafía nuestra lógica macrocósmica. El micro-cosmos o mejor dicho el ultra nano cosmos se comporta de formas que nos resultan "extrañas" y "fuera de la realidad", pero resulta que la realidad que experimentamos a cada momento está gobernada por las leyes físicas del mundo cuántico. Y es el caos el que domina en el Universo.
Cada vez que una partícula atómica interactúa con otra entran en juego todas las posibilidades. Cada vez que una fuerza choca con otra el resultado es impredecible. El ejemplo más claro en el macrocosmos: La pelota de béisbol cuando es impactada por el bate. Nadie sabe a ciencia cierta "para dónde irá". El resultado es caótico y parte de que un objeto redondo choca con otro redondeado y el punto de impacto es muy pequeño. Otro ejemplo: Las estrellas de tipo "Gigante Azul" pueden o no pueden convertirse en un agujero negro. Todo depende de qué boleto les toque en la lotería. En el universo subatómico las partículas en constante interacción están decidiendo si "están o no están" ya que cuando no están interactuando con otras partículas se encuentran en un estado dual "existen y no existen". También sabemos que las partículas pueden interactuar con otras que están a billones de años luz. Así que nuestros átomos interactúan con cualquier rincón del Universo: las posibilidades son casi infinitas.
Y así es en la vida, las posibilidades son infinitas cada vez que interactuamos con el mundo una posibilidad se materializa y puede o no puede ser la que yo quiero. Querer modificar las circunstancias a que se adapten 100% a nuestros deseos es una labor que nos condena a la insatisfacción y al sufrimiento. La llamada "suerte" (buena o mala) es que la probabilidad más remota o pequeña ocurra. Si nos ponemos a investigar algún suceso "x" siempre nos daremos cuenta que para que eso ocurriera se tuvieron que dar un sinfín de circunstancias y coincidencias el famoso "efecto mariposa".
En mi caso y por problemas de apego, decir "Yo quiero" me lleva instantáneamente a un mundo de insatisfacción porque no tengo eso que quiero. Decirme en cambio "Me gustaría hacer esto, o vivir tal o cual experiencia" me canaliza a la acción más allá del deseo puro. Me abre a detectar cuando la probabilidad de que eso ocurra puede estar cerca. Me abre los ojos a las oportunidades porque éstas llegan cuando llegan, no cuando uno quiere necesariamente. Si uno está necio en querer algo de una forma específica se ciega a lo que está ocurriendo a su alrededor.
El presente es un instante casi imperceptible, pero lo sentimos, pues es el único tiempo en el que existimos, en que nuestra posibilidad se hace real. En el presente la única forma de estar al 100% es mediante la acción, la interacción. De otra forma no estás, aunque "estés". Te encuentras en el estado dual que comenté hace rato. Y para que las cosas ocurran, para que la vida pase definitivamente es necesario elegir existir y eso, nuevamente, es sólo posible mediante el estar plenamente consciente en el aquí y en el ahora. Actuando, interactuando, intercambiando.
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